En menos de una semana nos enfrentamos a un momento histórico en el IES Torres Villarroel. Nunca antes se había organizado una huelga como la que se avecina, donde padres madres y alumnos luchan por recuperar sus derechos. No es algo exclusivo del Torres, a lo largo y ancho de España, la educación pública sufre las políticas austericidas iniciadas por el PSOE y continuadas por el PP. Lo que va a ocurrir la próxima semana, debería cristalizarse en una marea verde aún más poderosa que dijese vasta al gobierno, y que con una sola voz defendiese lo público. No nos avalan padres y madres, nos avalan 7.300 millones de euros menos destinados a educación, la reducción de becas, la congelación de los sueldos de nuestro profesores y el aumento de sus horarios, el aumento de número de alumnos por clases, la reducción de la plantilla de los docentes... Todo esto solo empeora la situación de una sistema de educación anticuada, que condena al 23,5% de los alumnos al fracaso escolar, un modelo donde la religión tiene las mismas horas que la educación física o el francés. Y a todo ello, sumarle la desaparición de nuestro asistente nativo. Motivos hay de sobre para convocar una huelga, y no solo una huelga nivel de bilingüe, si no una huelga general, y así como ocurre en la educación, ocurre en todos los ámbitos.
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